El rincón de Leodegundia

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domingo, julio 29, 2012

Bailes de verano


Cuando llega el verano proliferan las fiestas al aire libre, todos los pueblos compiten por ofrecer las mejores romerías en las que no falta una orquesta que anima a bailar a los romeros que participan en ella.

Entre estos bailes veraniegos hay algunos que nada tienen  que ver con romerías ni festejos locales, sencillamente se organizan para animar a la gente que no abandona la ciudad, sobre todo personas mayores a los que les gusta recordar aquellos bailes de su juventud en los que además de disfrutar de la música, aprovechaban para ligar.

En Oviedo existe uno de estos bailes veraniegos. Se celebra todos los jueves de julio y agosto en el Paseo del Bombé, en el Campo San Francisco. A los pies del quiosco de la música se reúnen para pasar un buen rato amenizado por pasodobles, rumbas, boleros y otras piezas musicales interpretadas por La Banda de Música «Ciudad de Oviedo»,


Este quiosco que el resto del año casi pasa desapercibido y está en silencio, fue realizado en 1888 por Juan Miguel de la Guardia. Tiene un zócalo elevado sobre el que se apoyan unas columnas que soportan la cubierta y entre las columnas una barandilla de hierro pintada de blanco en la que destaca un elemento que hace referencia a la música, una lira. 






Nota: La primera foto está tomada del periódico La Nueva España y el autor es Miki López.
El resto de las fotos las hice yo.

domingo, julio 15, 2012

Nacidos para luchar

Hay personas que ya antes de nacer tienen marcada cual va a ser su ocupación en la vida porque hay alguien que decide por ellos, por supuesto sin consultar con los interesados, sencillamente se les encamina a ese fin. Caso claro eran los niños de Esparta cuya educación se consagraba al dominio de las armas.


Todo empezaba nada más nacer. Una comisión de ancianos examinaban al niño para determinar si no tenía defectos y por lo tanto era válido para la carrera de las armas, en caso contrario se le llevaba a una zona montañosa donde se le arrojaba al vacío o se le abandonaba. Si superaban la prueba se les devolvía a su familia para que los criasen hasta los siete años pero bajo ciertas reglas: nada de mimos o caprichos; no se les permitían las rabietas; tenían que acostumbrarse a estar solos y a no temer la oscuridad; tenían que hacerlos resistentes al frío y al calor……

Si sobrevivían  a todo esto, a los siete años abandonaban su casa para integrarse en una unidad militar infantil y si los primeros años de sus vidas no habían sido fáciles, al lado de la etapa de los siete a los veinte años, se puede decir que había sido un paraíso. En esta etapa aprendían a leer, escribir y cantar, lo mínimo, porque lo principal era que aprendieran el manejo de las armas, a marchar en formación y sobre todo a obedecer ciegamente a sus superiores. Para ello se necesitaba endurecerlos físicamente haciéndoles caminar descalzos; la mayor parte del tiempo desnudos; la comida se les reducía al mínimo de forma que si tenían hambre debían robar y si se les cogía se les castigaba, no por robar, si no por dejar que los descubrieran; debían dormir en un lecho de cañas que ellos mismos tenían que cortar con sus manos; y lo peor, cualquier ciudadano o compañero de mas edad podía castigarlos físicamente apaleándolos hasta la muerte.

No quiero profundizar mas porque creo que con esto es suficiente, sólo decir que con esta educación los espartanos llegaron a ser los más temidos de Grecia y quizás los mejores combatientes de aquella época, pero ¿sirvió tanto dolor y brutalidad para conservar la supremacía de Esparta? no, al final con el enfrentamiento a Tebas en la batalla de Leuctra en donde son derrotados, llega el fin de la influencia política de Esparta.

Pero esta dura educación a los niños no fue la única que se produjo en el mundo aunque si sea la más conocida por su rigor y disciplina. Tenemos otra más cercana pero quizás menos conocida y que como resultado de ella llegaron a ser los mejores según nos relata Diodoro: “… en la práctica de lanzar grandes piedras con honda aventajan a todos los demás hombres.” ¿Sabéis a quienes se refiere? pues a los honderos baleares.


Los honderos baleares tomaron parte en muchas guerras con los ejércitos griegos, cartagineses y romanos, siendo sus servicios muy apreciados por su habilidad en el manejo de la honda. Nos cuenta Estrabón: Llevaban alrededor de la cabeza tres hondas hechas bien de meláncranis (una especie de junco con el que se trenzan las cuerdas) bien de crines o de nervios, una larga para los lanzamientos a larga distancia, otra corta para los tiros a corta distancia y otra mediana para los medianos.

Hay una diferencia entre lo que nos cuentan Estrabón y Diodoro, pues mientras el primero dice que portaban las hondas enrolladas en la cabeza, Diodoro dice que llevaban una en torno a la cabeza, otra del vientre y sostenían la tercera en la mano.

En una batalla eran los primeros en actuar hostigando al enemigo para desbaratar a las primeras filas, su puntería era certera y sus proyectiles  llegaban con tanta fuerza que rompían escudos, yelmos y cualquier tipo de armas que estuviera a su alcance.

Pero ¿cómo conseguían esa puntería y precisión? pues como se consiguen todas las cosas con trabajo y dedicación y estos honderos la adquirían desde su mas tierna infancia. Y volvemos a Estrabón que dice: “Se ejercitaban desde niños con las hondas de tal modo que ni pan se les daba si no le acertaban con la honda”.

¿Qué pasó con los honderos al final? pues que cambiaron las tácticas bélicas y dejaron de ser importantes y necesarios.

Hoy en día quizás no se decide desde el momento en que nacen, que los niños sean soldados, pero desgraciadamente muchos acaban siéndolo, algo totalmente injusto en cualquier época, pues se les roba su niñez y a cambio se les carga con un montón de sufrimientos.


domingo, julio 08, 2012

Juegos de pelota


Ahora que por fin casi se apagaron los ecos de las celebraciones del triunfo de nuestro país en la Eurocopa creo que podíamos echar un vistazo al fenómeno que lleva a algunos deportes a convertirlos en algo tan importante que son capaces de paralizar al mundo por unas horas, a hacer olvidar los problemas y a convertir a una pelota y a unos jugadores en el tema central de sus vidas.

Pero no creáis que esto es así ahora, no, a pesar de las diferencias en la forma de jugar y de los premios y los castigos, el fervor que producen los deportes en los espectadores es y será siempre el mismo.


Retrocedamos en el tiempo y vayamos a un partido que jugaban los aztecas, el tlatchtli. El campo en que se desarrollaba era alargado flanqueado por paredes laterales utilizadas para rebotar la pelota y por las gradas escalonadas para los espectadores. En las paredes laterales estaban situados unos anillos de piedra por los que había que pasar la pelota, proeza bastante más difícil que meter el balón en una portería ya que dichos anillos en algunos campos, como el de Chichén Itzá, estaban situados a seis metros del suelo.


Y por si eso fuera poco, hay que tener en cuenta que la pelota estaba hecha de una mezcla de caucho y resina lo que le daba una gran dureza y resistencia y no se podía tocar con la mano, se la golpeaba con las caderas, los pies o los codos. Los partidos se jugaban entre dos equipos de entre dos y cuatro jugadores que dada la dureza de la pelota solían terminar lesionados y esta brutalidad del juego apasionaba a los espectadores que acudían en masa a presenciarlos pues solían representar a una tribu o un clan poderoso, así que seguidores de uno o de otro se desgañitaban con sus gritos de ánimo y como no, al igual que ahora, con insultos y protestas.

Como muchos de estos partidos tenían aspectos rituales, en los más importantes la cosa podía terminar con sacrificios humanos siendo las víctimas los perdedores. Y cuentan también que en momentos de grandes calamidades se ofrecían a los dioses los mejores corazones, los de los grandes héroes, los de los ganadores.

Estos ritos quedan lejanos en el tiempo, de lo que creo que todos nos alegramos, porque teniendo en cuenta que nuestro país pasa por grandes calamidades ¿os imagináis tener que ofrecer los corazones de los componentes de La Roja?

Nota: Las fotos fueron tomadas de Intenet

domingo, julio 01, 2012

Descontentadizos


Hay personas que son difíciles de contentar, se les de lo que se les de siempre están quejosos e insatisfechos. Y este descontento los vuelve resentidos lo que los lleva a molestar a todo el mundo.

Hoy en día los hay, seguro que todos conocéis a alguien así, pero este tipo de personajes no es algo producto de nuestra forma de vida actual, revisando la Historia siempre nos podemos topar con alguno de ellos.

Podemos tomar como ejemplo al Conde don Alfonso, hijo natural de Enrique II y Elvira Iñiguez de la Vega. Nació en 1355 siendo el primogénito del monarca pero al ser bastardo no tenía derecho a suceder a su padre en el trono, pero si estaba llamado a ser cabeza del círculo nobiliario. Pero en lugar de aceptar ese cargo que conllevaba títulos y honores, decidió convertirse en el mayor enemigo primero de su padre, aunque con moderación y después de su hermano ya sin ningún miramiento.

Su padre le había entregado el título de conde y el señorío de Noreña, ampliándolo tiempo después con más villas y concejos realengos lo que le convirtió casi en dueño de Asturias. Pero nada de esto le pareció suficiente al conde Alfonso, conocido también como Alfonso Enríquez. Su descontento y su desmedida ambición le llevaron a ser desleal, intrigante y violento, siendo esto último la causa de que muchos concejos y nobles asturianos no le siguieran y acabaran por dirigirse al rey para quejarse de los atropellos y abusos del conde.

Como ya dije, mientras su padre vivió se mostró mas prudente en sus desmanes y quizás su mayor protesta ante él fue la de no estar conforme con la esposa elegida para él, la infanta Isabel de Portugal que también era bastarda.

Pero muerto su padre y reinando su hermano Juan I, dio ya rienda suelta a sus ambiciones organizando una revuelta que no duró mucho y que terminó con la reconciliación de los hermanos. Pero esa reconciliación no aplacó al descontentadizo Alfonso que volvió a las andadas queriendo involucrar además al rey de Portugal lo que encolerizó a Juan que terminó por confiscarle todos los bienes, no sólo los de Asturias si no también los del norte de León.

Paciencia tenía Juan que accede a una nueva reconciliación ante la promesa de Alfonso de no volver a rebelarse, por lo que su hermano le devuelve otra vez sus posesiones.

Tontería, porque con este tipo de personas ser magnánimo no vale para nada y aceptar sus promesas es papel mojado. Dos años después, allá por 1383, Alfonso vuelve a la carga poniéndose ya un poco pesadito con tanta sublevación. Esta vez se hace fuerte en Gijón pero las tropas reales le ponen sitio hasta que no le queda más remedio que rendirse.

Dibujo de Gaspar Meana

Nueva reunión en la que se llega a un acuerdo, Alfonso entrega todas sus posesiones en Asturias y a cambio Juan le concede el título de conde de Valencia de Don Juan y nuevas tierras fuera de Asturias.

Crea entonces el rey la institución del Principado de Asturias titulo que desde entonces llevaría los príncipes herederos y con esto Juan se creyó que ya no habría mas problemas con las posesiones asturianas del conde, pero la vida de muchas vueltas y en una de esas vueltas muere el rey y su heredero, en contra del mandato de su padre, le devuelve al conde todos sus dominios asturianos.

Alfonso vio el cielo abierto y no tardó en volver a las andadas y como este tipo de personas no conoce la lealtad ni la gratitud, le paga al nuevo rey con un intento de sublevación para derrocarle. No lo debieron de ver muy claro los que en un principio se unieron a él y le fueron abandonando, pero él estaba tan ciego en su idea que se retira a Asturias para plantar batalla, pero tiene que ir retrocediendo hasta Gijón en donde se hace fuerte y allí se le pone sitio. Durante el invierno el rey decide dar una tregua que Alfonso aprovecha para ir a Francia a pedir ayuda. Entretanto la esposa de Alfonso resiste hasta que no le queda más remedio que rendirse y decide marchar a Francia para reunirse con su esposo. Gijón entonces es destruido y se pierde la pista al conde que se supone murió en el exilio.

Y digo yo, perdonar tantas veces y ser tan considerado con estas personas descontentadizas ¿es bueno o sencillamente es una forma de dar alas a unos inconformistas que nunca se ven satisfechos?